miércoles, 27 de junio de 2018

Cristo si, Política no


¿Cómo debe ver la política un cristiano?

Como seguidores de Cristo, ¿cuál debe ser nuestra actitud y nuestra participación en la política? La respuesta es no, no podemos. La Biblia nos da dos verdades en cuanto a nuestra actitud hacia la política y el gobierno.

La primera verdad, es que la voluntad de Dios impregna y reemplaza cada aspecto de nuestra vida. La voluntad de Dios es lo que tiene prioridad sobre todo y todos (Mateo 6:33). Los planes y propósitos de Dios están prefijados, y Su voluntad es inviolable. Lo que Él se ha propuesto, lo llevará a cabo, y ningún gobierno puede frustrar Su voluntad (Daniel 4:34-35). De hecho, es Dios quien "quita reyes y pone reyes" (Daniel 2:21), porque "el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y a quien él quiere lo da." (Daniel 4:17). Una clara comprensión de esta verdad, nos ayudará a ver que la política es meramente un método que Dios usa para llevar a cabo Su voluntad. Aunque hombres perversos abusen de su poder político, utilizándolo para el mal, Dios lo usa para bien, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28).
En segundo lugar, debemos estar conscientes del hecho de que nuestro gobierno no puede salvarnos. ¡Solo Dios lo puede hacer! Nunca leemos en el Nuevo Testamento, que Jesús, o cualquiera de los apóstoles invirtiera ni tiempo ni energía enseñando a los creyentes cómo reformar al mundo pagano de su idolatría, inmoralidad y prácticas corruptas por medio del gobierno. Los apóstoles jamás instaron a los creyentes a demostrar desobediencia civil para protestar contra las injustas leyes o los regímenes brutales del Imperio Romano. En cambio, los apóstoles les ordenaron a los cristianos del primer siglo, así como a nosotros hoy, proclamar el Evangelio y vivir vidas que den una clara evidencia del poder transformador del Evangelio.

¿Por qué no se metió Jesús en política?

CIERTO día del año 32 de nuestra era, miles de personas se hallaban reunidas al atardecer escuchando a Jesús, el Mesías prometido, a quien conocían por ser capaz de curar enfermos y resucitar muertos. De hecho, pocas horas antes, sus milagros y sus enseñanzas sobre Dios habían dejado atónitos a todos. Entonces, después de dividirlos en grupos y hacer una oración, Jesús les proporcionó alimento milagrosamente. Luego mandó recoger las sobras, a fin de que no se desperdiciara comida. ¿Cómo reaccionó la gente? (Juan 6:1-13.)

Al ver su poder para hacer milagros, su capacidad de liderazgo y su interés en el bienestar de las personas, llegaron a la conclusión de que Jesús sería un rey ideal (Juan 6:14). Y no es de extrañar. Después de todo, su amada nación estaba en manos de un tiránico imperio extranjero, y soñaban con encontrar un buen líder que los liberara. Así pues, empezaron a presionar a Jesús para que participara en la política de su tiempo. ¿Qué hizo él?

El relato bíblico explica: “Sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo” (Juan 6:15). Sus actos hablaron por él: era obvio que no tenía ninguna intención de intervenir en la política del país. Y su posición jamás fue negociable. Además, dejó claro que sus discípulos tenían que adoptar la misma actitud (Juan 17:16). Pero ¿a qué se debía su postura?




¿Por qué fue Jesús políticamente neutral?

Examinemos dos principios bíblicos que explican por qué Jesús se mantuvo al margen del mundo de la política:

“Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo” (Eclesiastés 8:9.)
Este versículo resume en una sencilla frase toda la historia de la política mundial. Y Jesús podía dar fe de que dichas palabras eran ciertas. Recordemos que había vivido en el cielo como ser espiritual mucho tiempo antes de venir a la Tierra (Juan 17:5). Sabía bien que los seres humanos, por muy buenas que fueran sus intenciones, no estaban capacitados para atender las necesidades de miles de millones de personas, pues Dios no los creó con ese objetivo (Jeremías 10:23). Y era consciente de que la solución a los problemas del mundo no estaba al alcance de ningún gobierno humano.

“El mundo entero yace en el poder del inicuo”, es decir, Satanás (1 Juan 5:19). Es cierto que ha habido hombres y mujeres que sinceramente han intentado mejorar la sociedad a través de la política. Con todo, hasta el más bienintencionado de los políticos se encuentra bajo la poderosa influencia de aquel a quien Jesús llamó “el gobernante de este mundo” (Juan 12:31; 14:30). De ahí que Jesucristo le dijera a cierto dirigente: “Mi reino no es parte de este mundo” (Juan 18:36). En aquel momento, él era el futuro Rey del gobierno celestial de Dios. Por tanto, si se hubiera involucrado en política, habría cometido una grave traición contra el gobierno de su Padre celestial.

Entonces, ¿significa esto que los cristianos no deben respetar a los gobiernos de este mundo? Nada de eso. Más bien, Jesús les enseñó que tenían que ser obedientes a los gobiernos y, al mismo tiempo, cumplir con sus obligaciones hacia Dios.

El respeto de Jesús hacia las autoridades

En una ocasión, mientras Jesús enseñaba en el templo, sus adversarios intentaron ponerlo entre la espada y la pared preguntándole si había que pagar cierto impuesto. Si contestaba que no, su respuesta podría haberse tomado como un acto de sedición y haber alimentado una rebelión entre el pueblo, que estaba deseando liberarse de la opresión romana. Pero si decía que sí, muchos habrían considerado que Jesús aprobaba las injusticias que sufrían. Su magistral respuesta fue un prodigio de equilibrio: “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios” (Lucas 20:21-25). ¿Qué aprendemos de esto? Que los cristianos debemos respetar tanto la autoridad de Dios como la de “César”, es decir, los gobiernos humanos.

Y hay buenas razones para ello. Para empezar, los gobiernos mantienen el orden público. Además, exigen con todo derecho que los ciudadanos sean honrados, paguen impuestos y acaten las leyes. El mismo Jesús dio un buen ejemplo y pagó “a César las cosas de César”. Su familia le había enseñado a cumplir las leyes aun cuando estas fueran en contra de su conveniencia personal. Por ejemplo, a fin de inscribirse en un censo decretado por el gobierno romano, José y María habían viajado unos 150 kilómetros (90 millas) hasta Belén, y eso que ella estaba embarazada (Lucas 2:1-5). Del mismo modo, Jesús respetó todas las leyes, hasta el punto de pagar un impuesto que, siendo estrictos, no tenía por qué pagar (Mateo 17:24-27). Igualmente, tuvo cuidado de no excederse en su autoridad tomando decisiones en asuntos civiles que no le correspondían (Lucas 12:13, 14). Dicho en pocas palabras: Jesús respetaba al gobierno, pero no quería formar parte de él. Ahora bien, ¿qué quiso decir cuando mandó a sus discípulos que pagaran “a Dios las cosas de Dios”?

“A Dios las cosas de Dios”

En cierta ocasión, a Jesús le preguntaron cuál era la ley más importante que Dios había impuesto al ser humano. Él contestó: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Mateo 22:37-39). Por tanto, de entre todas “las cosas de Dios” que Dios espera que le paguemos, no hay nada más importante que nuestro amor y lealtad incondicionales.

Como es obvio, esos sentimientos no pueden estar divididos. No es posible ser leal a Dios y a su gobierno celestial y, al mismo tiempo, ser leal a un gobierno humano. ¿Por qué? Jesús mismo lo explicó: “Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro” (Mateo 6:24). Aunque es cierto que en esta ocasión Jesús estaba hablando de las riquezas, es evidente que dicho principio también puede aplicarse a la política. Y así fue como lo entendieron sus discípulos en el siglo primero.

Los documentos más antiguos que se conocen indican que los primeros cristianos nunca tuvieron nada que ver con la política. Su devoción se dirigía exclusivamente al mismo Dios a quien Cristo adoraba. De ahí que ni juraran lealtad a Roma y al emperador, ni cumplieran el servicio militar, ni aceptaran cargos públicos. Como resultado, se convirtieron en objeto de todo tipo de ataques. Algunos de sus enemigos llegaron al punto de acusarlos de odiar a sus semejantes. Pero ¿tenían base para tal acusación?

Los verdaderos cristianos y el amor al prójimo

Como vimos, Jesús afirmó que el segundo mandamiento en importancia era el siguiente: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. De aquí se desprende que nadie puede odiar a su semejante y llamarse a sí mismo “cristiano”. Jesús amaba a las personas, les dedicó su tiempo y energías, y las ayudó hasta en asuntos que poco tenían que ver con las cosas espirituales (Marcos 5:25-34; Juan 2:1-10).

Con todo, él no fue conocido principalmente por curar a los enfermos, dar de comer a las multitudes o resucitar a los muertos. La gente lo llamaba “Maestro”, y con razón (Juan 1:38; 13:13). Como él mismo explicó, uno de los principales motivos por los que vino a la Tierra fue para enseñar a las personas sobre el Reino de Dios (Lucas 4:43).

Los cristianos verdaderos dedican todos sus esfuerzos a la misma obra que su Maestro realizó en la Tierra: difundir por todo el mundo las buenas nuevas del Reino de Dios, tal y como Jesucristo ordenó (Mateo 24:14; 28:19, 20). El Reino que anuncian es un gobierno celestial e incorruptible que regirá sobre la creación de Dios basándose en la ley del amor. También hará que se cumpla la voluntad de Dios, lo cual incluye eliminar para siempre la muerte y el sufrimiento (Mateo 6:9, 10; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4). Sin duda, el mensaje bíblico que transmitió Cristo son “buenas nuevas”, o buenas noticias (Lucas 8:1).

Queda claro, pues, que Jesucristo nunca se mezcló en la política. Y eso nos puede ayudar a identificar quiénes son los cristianos auténticos hoy en día: aquellos que no intervienen en asuntos políticos, sino que imitan a Jesús y se dedican principalmente a enseñar sobre el Reino de Dios.




Luis Romero Yahuachi

domingo, 3 de junio de 2018


Filemón


Un hermano restaurado



Esta breve epístola a Filemón es un maravilloso ejemplo de la fuerza más poderosa del universo que afecta el control sobre alguien: la gracia. En ella se trata uno de los problemas más difíciles que jamás nos hemos encontrado, el de resolver las peleas entre los miembros de la familia. Podemos hacer caso omiso de algo que nos haga un extraño para perjudicarnos, pero resulta sumamente difícil perdonar a un miembro de nuestra propia familia o alguien muy cercano.

La clave de esta epístola se encuentra en el versículo 16. Pablo le dice a Filemón que le está enviando de nuevo a Onésimo:
"Ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado, especialmente para mí, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en el Señor." (Flm. 16)

Los antecedentes de esta historia son muy interesantes. Esta epístola fue escrita cuando el apóstol Pablo se encontraba prisionero por primera vez en la ciudad de Roma. Fue enviada a Filemón, un amigo de Pablo, que había sido ganado para Cristo, y que vivía en Colosas. Evidentemente, Filemón tenía un hermano menor que se llamaba Onésimo.

De una manera u otra, no sabemos exactamente cómo, Onésimo se metió en problemas, tal vez fuese un hombre que se dedicaba a jugar por dinero, convirtiéndose en esclavo de su propio hermano Filemón. En aquellos días, si un hombre se metía en líos, podía conseguir que alguien le redimiese vendiéndose a sí mismo a esa persona como esclavo. Posiblemente Onésimo estuviese endeudado y acudiese a su hermano Filemón diciéndole: "Flm. ¿puedes echarme un cable? Me he metido en problemas y necesito algo de dinero.

Filemón le contestaría: "Escucha, Onésimo, ¿qué puedes darme como garantía?

Onésimo le diría: "No tengo ninguna otra cosa que no sea yo mismo, pero me convertiré en tu esclavo si tú pagas mi deuda. Puede que fuese eso lo que sucediese, pero tal vez no. Sin embargo, la imagen que nos transmite esta epístola es que Filemón es el hermano de Onésimo, además de ser su esclavo.

Poco antes de que fuese escrita esta epístola, Onésimo se había escapado. En el Imperio Romano, si un esclavo se escapaba de su amo, o bien le condenaban a muerte o le enviaban de vuelta a su amo. Antes de marcharse, aparentemente Onésimo le había robado algún dinero a Filemón, hallando después el camino a la ciudad de Roma y allí, de alguna manera, se puso en contacto con el apóstol Pablo, que estaba en la cárcel y fue salvo mediante la predicación del evangelio (y como le sucede a tantos muchachos que huyen, se encontró bajo el sonido de la palabra de Dios y se convirtió muy en serio) y Pablo le tomó como su ayudante allí, en la ciudad de Roma, pero Pablo se había propuesto mandarle de nuevo a Filemón, de modo que le escribió esta nota amable y la envió en mano del propio Onésimo.
Audio:
https://pe.ivoox.com/es/1888049
https://pe.ivoox.com/es/filemon-la-biblia-audio-audios-mp3_rf_1888049_1.html
Imagínese la escena del hogar de Filemón cuando llegó esta epístola. Una mañana Filemón se encuentra en pie en su porche, mirando en dirección a la carretera, cuando ve que se acerca alguien. Le dice a su esposa: "Querida, alguien viene a vernos. Mientras ve acercarse a la persona, cree saber quién es y dice: "¿Sabes una cosa querida? Espero estar equivocado, pero me da la impresión de que el que se acerca por el camino es el pillo de mi hermano que vuelve otra vez a casa. Y ¿cómo no? según se va acercando, al llegar cada vez más cerca Onésimo, Filemón ve que es él, efectivamente, que había huido y deshonrado a la familia, el que era la oveja negra de la familia que regresa y al aproximarse a su hermano Onésimo lo hace con el ceño fruncido. Levanta los brazos en el aire y dice: "¡Vaya, pero si has vuelto ha casa por fin! ¿verdad? ¿Qué es lo que te trae por aquí esta vez? Dicen que la mala moneda siempre vuelve a aparecer.

Onésimo no dice absolutamente nada, sabiendo que es inútil intentar defenderse a sí mismo, limitándose a entregarle la epístola del Apóstol Pablo y Filemón abre la carta, que estaba escrita en forma de rollos y comienza a leer:

"Pablo, prisionero de Cristo Jesús y el hermano Timoteo; a Filemón el amado y colaborador nuestro..."

Filemón dice: "sí, esta epístola es, efectivamente, de Pablo porque él siempre empieza sus epístolas de ese modo. Luego continua diciendo:

"A la hermana Apia [es decir, la Sra. Filemón] a Arquipo nuestro compañero de milicia..."

No sabemos quién era, pero es muy posible que fuese hijo de Filemón y de Apia.

"...y a la iglesia que está en tu casa." (Flm. 1:2)

¿No es ese un interesante y pequeño aspecto secundario? En casa de Filemón se reunían una serie de personas con el fin de estudiar y de orar juntas. Esta es la "iglesia a la que saluda Pablo. Y a continuación nos encontramos con esta salutación tan conocida:

"Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo." (v. 3)


Filemón le dice a su esposa: "No sé cómo llegó esta epístola a manos de este tipo, pero de lo que no hay duda es de que es de Pablo. De modo que continua leyendo:

"Doy gracias siempre a mi Dios, haciendo mención de ti en mis oraciones; porque oigo del amor y de la fe que tienes para con el Señor Jesús y hacia todos los santos..." (vs. 4-5)

Filemón dice: "Escucha eso, querida. El anciano Pablo ha estado orando por nosotros, incluso estando en la cárcel. ¡No es maravilloso! Y pensar que se acuerda de nosotros aquí en Colosas en oración. ¿Me pregunto sobre qué orará?

"...de manera que la comunión de tu fe ha venido a ser eficaz en el pleno conocimiento de todo lo bueno que hay en nosotros para la gloria de Cristo. (v. 6) Filemón le dice a su esposa: "Me pregunto qué querra decir con eso de compartir vuestra fe, no acabo de ver claro lo que quiere decir y sigue leyendo:

"Porque tuve gran gozo y aliento por tu amor, pues los corazones de los santos, oh hermanos, han sido confortados por medio tuyo. (v. 7) Dice: "¡Qué agradable que Pablo diga esas cosas! Dice que se ha sentido refrescado por nosotros, pero ¿en cuántas ocasiones le hemos servido de reposo? Filemón sigue leyendo la epístola:

"Por lo tanto, aunque tengo mucha confianza en Cristo para ordenarte lo que conviene..." (v. 8)

Pablo está diciendo: "Podría ordenarte hacer esto. Podría ser legal sobre esto porque tengo autoridad como apóstol. Filemón probablemente lo haría, pero habría rebeldía en su interior, pero Pablo no va a hacerlo y continua diciendo:

"...más bien intercedo en amor..."

¿Se da usted cuenta de cómo cambia aquí la expresión? "Intercedo en amor ¿sobre qué base va a suplicárselo?

"Siendo como soy, Pablo anciano [eso debería de tocarle el corazón de algún modo] y ahora también prisionero de Cristo Jesús..." (v. 9)

Estoy convencido de que a Filemón se le llenarían los ojos de lágrimas al leer esto. El querido y anciano Pablo, que le había llevado a Cristo, sentado en la solitaria prisión, escribiendo esta epístola y diciendo: "Filemón, querido y viejo amigo, ¿me harías un favor? Te estoy suplicando, aunque te lo podría mandar. Quisiera que me hicieses este favor tan especial. Se puede prácticamente escuchar el corazón de Filemón ablandándose al leer estas palabras. Ahora dice:

"Intercedo ante ti en cuanto a mi hijo, Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones." (v. 10)

Muy sorprendido, Filemón se vuelve a su esposa y le dice: "querida, ¿tú crees que Pablo de hecho ha llevado a mi hermano a Cristo? ¡Habla como si fuese su padre espiritual! Y continua leyendo:

"En otro tiempo él te fue inútil [¡ya lo creo que lo fue, como que te robó lo que pudo y luego salió huyendo de ese modo.] pero ahora es útil, tanto para ti como para mí." (v. 11)

Este es un pequeño juego de palabras sobre el nombre de Onésimo; el nombre significa útil o de provecho. Pablo es un eminente humorista y no se siente ni mucho menos avergonzado en usar una figura humorística cuando resulta indicado. Guiñando el ojo, le dice: "Puede que en una época Onésimo te resultase inútil, pero ahora es útil, ahora es Onésimo.

"Te lo vuelvo a enviar, a él que es mi propio corazón." (v. 12)

Filemón dice: "No lo entiendo. ¿Par qué iba Pablo a querer enviármelo de nuevo? Después todo lo que me ha hecho este individuo, y aunque se haya hecho cristiano, a mi me va acostar muchísimo trabajo olvidarme de la deshonra que ha sido para mi nombre en la comunidad. Pero Pablo escribe diciendo:

"Yo deseaba retenerlo conmigo, para que en tu lugar me sirviera en mis prisiones por el evangelio." (v. 13)

Esas palabras debieron conmoverle el corazón a Filemón, que sin duda desearía hacer algo por Pablo. Y ahora éste le dice: "Onésimo lo hizo en tu nombre, él me ha estado sirviendo. Y a continuación dice:

"Pero sin tu consentimiento no quiero hacer nada, para que tu bondad no fuese como por obligación, sino de buena voluntad." (v. 14)

Esa es el verdadero significado de la gracia ¿no es cierto? Es algo que no obliga a los demás a hacer nada y aquí Pablo le dice a Filemón: "No quiero que le vuelvas a recibir sencillamente porque yo te lo pida y tampoco quería que se quedase conmigo en Roma sin tu consentimiento, así que por eso te lo vuelvo a enviar.

"Pues quizás por esta razón se apartó por un tiempo, para que lo recibas ahora para siempre; ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado, especialmente para mí, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en el Señor." (v. 15, 16)

Para entonces a Filemón comienza a enternecérsele el corazón en lo que se refiere a su hermano, que había sido la oveja negra de la familia y le dice a su mujer: "Si Pablo le ha cogido tanto cariño a Onésimo, tal vez nosotros también debiéramos de esforzarnos por perdonarle por todas las cosas que nos hizo. Tal vez haya cambiado, veamos lo que dice Pablo al respecto.

"Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo." (v. 17)

"Bueno dice Filemón, "la verdad es que esto da un giro diferente a la situación. Yo estaba dispuesto a recibirle, siempre que Pablo le enviase de este modo, pero le hubiese mandado a vivir con el resto de los esclavos en la casa destinada a ellos, ¡pero Pablo nos dice que debemos de recibirle como le recibiríamos a él mismo!

Apia le contesta: "Como es lógico, a Pablo no le enviaríamos nunca a la casa de los esclavos, sino que le daríamos el mejor cuarto para invitados de la casa. Así que si vamos a recibir a Onésimo como recibiríamos a Pablo, será mejor que le demos la mejor habitación que tenemos.

Así que Filemón le dice: "Está bien, cariño, ve a preparar el cuarto de los invitados. Le pondremos allí. ¡Pero espera un momento! El no nos devolvió nunca el dinero que se llevó y es necesario que consigamos que nos lo devuelva.

"Si en algo te hizo daño, o te debe, ponlo a mi cuenta. (v. 19) Eso es maravilloso ¿no es cierto? Es el resultado de la gracia. Esta breve epístola nos ofrece una extraordinaria imagen de lo que es la doctrina de la aceptación y de la sustitución. Dios nos recibe mediante la persona de Otro porque nosotros eramos como Onésimo. De hecho, Martin Lutero dijo: "Todos nosotros somos los Onésimos de Dios. Somos esclavos, que nada merecemos. Todos hemos hecho cosas que están mal y nos hallamos ante la presencia de Dios, que es justo y santo, a pesar de lo cual el Señor Jesús dice: "Si en algo te hizo daño, o te debe, pongo a mi cuenta, yo lo pagaré y es lo mismo que dice Pablo en este caso.

"Yo, Pablo, lo escribo con mi propia mano. Yo lo pagaré; por no decirte que también tú mismo te me debes a mí. Sí, hermano, yo quisiera tener ese beneficio de ti en el Señor, ¡conforta mi corazón en el Señor!" (vv. 19, 20)

Estoy convencido de que sucedió exactamente de esa manera. Creo que Filemón debió sentirse conmovido por esta maravillosa palabra, llena de gracia, del apóstol, al pensar en ese querido hombre, sentado muy solo en la cárcel, escribiendo esta epístola. El mismo no tenía nada, no tenía dinero, nada con que pagar o devolver el dinero, a pesar de lo cual dijo: "Si os debe algo, no os preocupéis, cuando yo regrese os lo pagaré.

Creo que esa fue la nota maestra, que conmovió el corazón de Filemón, que se abriría de par en par y recibiría a su hermano Onésimo con los brazos abiertos y los dos se perdonaron. Al llorar el uno sobre el hombro del otro, la relación familiar quedó restaurada una vez más.

Pero veamos lo que dice Pablo al final:

"Habiendo confiado en tu obediencia, te escribo sabiendo que harás aun más de lo que digo." (v. 21)

¿Se da usted cuenta de hasta qué punto interviene la gracia en esta situación? Si Pablo hubiera estado escribiendo sobre el asunto, desde un punto de vista legal, le hubiera dicho: "¡Filemón! Como Apóstol Santo de la Santa Iglesia, te mando que recibas de nuevo a este joven y que le devuelvas su trabajo. La ley solo podía llegar hasta ese punto y seguramente Filemón hubiera tenido que obedecerle o de lo contrario se hubiera visto en graves problemas con la iglesia, pero la gracia llega mucho más lejos. No solo ha restaurado a Onésimo a su lugar en la casa, sino que le ha restaurado a su lugar en el seno de la familia, derrumbando todas las barreras, eliminando todas las fricciones que se han producido, creando una situación mejor que la que existía con anterioridad.

Pablo concluye con algunas referencias personales:

"A la vez, prepárame también alojamiento, pues espero que mediante vuestras oraciones yo os sea concedido." (v. 22)

Aquí vemos que lo que dice el apóstol es que tiene la esperanza de que le dejen en libertad, pero ¿de qué manera? "Mediante vuestras oraciones dice. "Continuad orando por mi allí donde estáis, en Colosas. Y sabemos que Dios concedió estas peticiones y Pablo fue puesto en libertad, pudiendo predicar la palabra de Dios durante varios años antes de ser encarcelado por segunda vez.

Finalmente, envía saludos de algunos de los que estaban con él. Epafras era bien conocido en Colosas porque había fundado la iglesia de allí, pero ahora, como compañero de prisiones de Pablo en Roma, envía sus saludos y lo mismo hace Marcos, el autor del evangelio del mismo nombre, y Aristarco, uno de los discípulos de Pablo. Demas fue el joven que abandonó a Pablo, habiendo amado "a este mundo presente (2ª Tim. 4:10) Y Lucas, que también estaba en Roma con Pablo, envía sus saludos a Filemón.

Ahora encontramos esta palabra final, que es característica de las epístolas escritas por Pablo:

"La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu." (v. 25)
Bibliografia



miércoles, 6 de septiembre de 2017

EXISTENCIA DE DIOS




INTRODUCCIÓN:
Una de las interrogantes más comunes del hombre moderno al cristiano es ¿cómo puedo saber si Dios es real? La respuesta a ésta interrogante la podemos encontrar en muchos argumentos bíblicos que son muy importantes, pero para el ateo no resultan creíbles, por la dureza del corazón y por qué el punto de partida es nuestro libro fundamental: la biblia, libro que ellos atacan sin escrúpulos. Es por esto que, teólogos cristianos, han propuesto pruebas racionales de la existencia de Dios, que pueden brindar un poco de luz en cuanto se trate de defender el evangelio y comunicar de mejor forma la verdad escrita en su santa palabra. En el transcurso del  tiempo se desarrollaron y cobraron fuerza en la teología algunos argumentos para probar racionalmente la existencia de Dios. Tradicionalmente, se han propuesto cuatro argumentos principales para la existencia de Dios: (1) el argumento cosmológico; (2) el argumento teleológico; (3) el argumento ontológico; Y (4) el argumento antropológico.

EL ARGUMENTO COSMOLOGICO
A. Definición:

1. Etimología: El término «Cosmológico» viene de la palabra «Cosmología» del griego: ??sµ?????a - («cosmologuía», compuesto por: ??sµ?? - kosmos/, que significa: "mundo, universo", y ????a - loguía, que significa: "tratado, estudio"). Es el estudio del universo en su conjunto, en el que se incluyen teorías sobre su origen, su evolución, su estructura a gran escala y su futuro que demuestra la existencia de Dios.

2. El Argumento Cosmológico es también conocido como el "Argumento de la Primera Causa". Es un argumento filosófico a favor de la existencia de Dios, el cual explica que todo tiene una causa, que debe haber existido una primera causa, y que esta primera causa no se ocasionó a sí misma. Se refiere a un conjunto de argumentos o patrones de pensamiento que nos llevan concluir que Dios es real por la observación de que las cosas que nos rodean nunca existen a menos que algo más las haga existir. Así que el argumento cosmológico nos hace pensar en Dios como causa generadora o fuente iniciadora de cosas y sucesos, ya que no puede haber una serie infinita de cosas que hagan existir lo que nos rodea.

Este argumento va del efecto a la causa. Todo lo que comenzó, debe su existencia a una causa que es igual a la producción. Vemos el mundo en el que vivimos, y nos preguntamos cómo llegó a existir. ¿Se originó por sí solo? o ¿está la causa de su existencia fuera de sí mismo? Que no pudo llegar a su existencia por si solo es obvio, así como tampoco una computadora y papel por si solos pueden componer un libro. La Biblia dice que toda casa es construida por algún hombre. (Mateo 7:24-27). Así es con el universo. El universo debe su existencia a una causa.

El universo es un fenómeno o un efecto que no siempre ha existido y que indica una causa adecuada. El argumento cosmológico presenta evidencia de que Dios existe y que es la Primera Causa de todas las cosas.

Existen cuatro teorías que han sido propuestas por filósofos y metafísicos en cuanto al origen del universo material:

1. que la constitución de la naturaleza es eterna y que sus formas han existido siempre.

2. que la materia ha existido siempre, pero su constitución presente y su forma han estado sujetos a un auto-desarrollo, lo cual era la creencia de Epicuro, y es también la creencia del ateo moderno.

3. que la materia es eterna, pero su clasificación presente y su orden son la obra de Dios, como enseñaban Platón, Aristóteles y muchos otros.

4. que la materia es una cosa creada, habiendo sido traída a la existencia de la nada por el poder engendrador de Dios, lo cual es la revelación bíblica.

La última de estas cuatro filosofías no debe ser confundida con la noción imposible que el universo ha evolucionado por sí solo de la nada. Su declaración es que Dios por su infinito poder ha causado que la materia inexistente exista. Está escrito: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gn. 1:1), y,"... de modo que lo que se ve fu e he eh o de lo que no se veía" (He. 11:3).

Leland ha declarado: "Pocos, si algunos, de los antiguos filósofos paganos reconocieron que Dios es, en el más propio sentido, el Creador del universo. Al llamarlo... "el Arquitecto del universo", ellos no querían decir, que Él lo trajo de la inexistencia a la existencia, sino solamente que Él lo fabricó de materiales prexistentes, y lo dispuso en una forma y orden regular" (La Necesidad de la Revelación, citado por Watson, Insitutos, I, 274).

B. Origen:

El Argumento Cosmológico o argumento de la Primera Causa fue postulado primeramente por Platón y Aristóteles en los siglos tercero y cuarto antes de Cristo. Aristóteles, un deísta, propuso que esta primera causa fue el creador del universo. Tomás Aquino, un cristiano, luego amplió las ideas de Aristóteles en el siglo XIII d.C. y moldeó el concepto de la primera causa dentro de un marco en el cual la primera causa del universo mismo no fue ocasionada: La Primera Causa es Dios. Este argumento aun es utilizado por muchos apologistas contemporáneos. En los últimos años, el filósofo, teólogo y apologista cristiano William Lane Craig ha llevado el argumento Cosmológico de nuevo en el centro de atención.

Este argumento empieza con una simple observación acerca del mundo que nos rodea. La existencia de cada cosa depende de las otras cosas existentes en un sistema altamente complejo, de tal forma que aparentemente todo el universo es un sistema interconectado.

C. Hipótesis:

El Argumento Cosmológico depende de la validez de tres hipótesis contribuyentes:

Todo lo que empezó a existir tiene una causa de su existencia.

El universo comenzó a existir.

Por lo tanto, el universo tiene una causa de su existencia.

El Argumento Cosmológico para la existencia de Dios es de esta manera: "El mundo no podría existir por sí mismo así que debe haber existido una causa primaria que lo hizo existir. Esta causa primaria es Dios. O viéndolo de otra manera, el universo no podía simplemente haber existido por sí mismo – alguien o algo lo debió haber creado. Esta causa del universo es Dios".

La deducción convincente que Dios es la causa para la existencia del universo, es por las características de la causa:

a. La eternidad de la causa. La causa debe ser eterna, pues si no lo es y tiene un inicio, nos enfrentamos al problema de que la causa, tiene una causa y ésta tiene su causa y así al infinito, y por tanto, nos llevaría a la inexistencia del universo. Para evitar esto, la causa debe ser eterna, sin causa, sin principio, ni final.

b. La atemporalidad de la causa. La causa es atemporal como conclusión lógica de su eternidad. Si la causa es eterna, no tiene principio, ni final, o sea, no tiene antes y después, por lo tanto, existe en presente continuo.

c. La voluntad de la causa. Si la causa no tiene voluntad y es eterna, significa que no hay forma de que el universo viniera a la existencia, pues, si en la causa eterna sin voluntad está lo necesario para traer a la existencia el universo, podemos preguntarnos ¿Por qué el universo no es eterno entonces? No hay razón para que dé un momento a otro, la causa eterna sin voluntad traiga a la existencia el universo y, cualquier explicación que se pueda formular, debe enfrentar el dilema de la eternidad. La única opción para evitar dicho dilema, es que la causa tenga voluntad y poder de decisión.

d. La vida de la causa. Si la causa tiene voluntad, tiene vida, pues la voluntad solo se presenta en aquello que está vivo, pues no hay voluntad en lo que no está vivo.

e. El poder de la causa. La causa debe tener poder, pues si no lo tiene, el universo no habría llegado a la existencia, así la causa sea eterna, atemporal, viva y con voluntad.

f. La sabiduría de la causa. La causa debe tener conocimiento de lo que hace, pues aún si fuera eterna, atemporal, con voluntad, viva y con poder de acción, sino tiene conocimiento de lo que desea hacer, no podría realizarlo.

D. Objeciones:

Tres Objeciones del argumento cosmológico han sido ofrecidas.

1. Algunos dicen que: "el universo es eterno y no carece de una causa primaria". Hasta la década de los 50's, esta explicación era la más popular entre astrónomos. Sin embargo, a fines de los 50's, astrónomos comenzaron a observar que todas las galaxias se estaban moviendo hacia afuera como desde un punto central de origen. Esta observación demostró que todo el universo se está expandiendo. Por lo tanto, astrónomos concluyeron que el universo surgió de una gran explosión, conocida como la "Gran Explosión" (Big Bang). Lo importante de la "Gran Explosión" es que nos indica que, si regresamos al pasado, el universo se hace cada vez más y más chico, ¡hasta que el universo se reduce a la nada! Por lo tanto, la "Gran Explosión" nos dice que el universo tuvo un principio. Así que la idea de que el universo es eterno es refutada por las evidencias de la astronomía.

2. Otros dicen: "¿si el universo necesito una causa para su existencia, entonces por qué Dios no necesita una causa? ¿qué causó a Dios?". Notemos que la segunda hipótesis que se presenta en este argumento es que el universo comenzó a existir, si el universo comenzó a existir, entonces tiene una causa, así pues, el universo tiene una causa. Entonces todo aquello que comienza a existir tiene una causa, es decir, que las cosas no llegan a su existencia sin causas. Pero, si algo nunca tuvo un comienzo en su existencia, si es eterno, entonces, no hay razón para pensar que necesita una causa. Y esto no es una defensa especial de Dios, esto es lo que los ateos han dicho siempre en el pasado del universo, que simplemente es eterno e incausado. Por eso ahora a la luz de la física moderna y a los argumentos racionales, diríamos que Dios es simplemente un ser metafísicamente necesario incausado y eterno.

Así que preguntar: ¿Qué causo a Dios? O ¿Quién creo a Dios? no es lógica, así como preguntar ¿con quién está casado el soltero? ya que se basa en la falsa suposición de que Dios vino de alguna parte. Dios, distinto al universo, no tuvo un comienzo en el tiempo. Por lo tanto Dios no tiene ni necesita tener, una causa para su existencia — Él simplemente existe, y siempre ha existido y siempre existirá. Dios es la causa sin causa que hizo que todo lo demás que viniera a la existencia. Dios es el Creador increado que creó el universo y todo en él (Génesis 1:1).

3. Otros dicen: "que aun cuando el universo, necesito una causa para su existencia, esto no prueba la existencia de Dios. Porque aunque el universo haya necesitado una causa para existir, esto no necesariamente quiere decir que la causa sea Dios". No hay duda alguna que la causa para la existencia del universo es Dios. La hipótesis del argumento cosmológico, sobre el cual se basa, es éste: Cada efecto material debe tener una causa adecuada que le anteceda. El Universo existe; la inteligencia existe; la moralidad existe; el amor existe. ¿Cuál es la causa adecuada que les antecede? Ya que el efecto nunca puede llegar antes o ser mayor que la causa, entonces podemos concluir que la Causa del universo debe ser eterna incausada, atemporal, con voluntad, con vida, poder y sabiduría, como se ve en las características de la causa. Cuando la Biblia señala, "En el principio creó Dios", esto nos hace pensar exactamente en esa Primera Causa.

E. Conclusión:

¿Qué dice la Biblia? La Biblia nos dice, desde el primer verso mismo, que Dios creó el universo. "En el principio Dios creó los cielos y la tierra" (Génesis 1:1). "Jehová hizo los cielos" (1ra de Crónicas 16:26). Sabemos que Dios mismo no es una parte física del universo. 2da de Crónicas 2:6 dice: "…los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo". También sabemos que "Jehová, el Dios eterno" (Génesis 21:33) es eterno e infinito. "Él señorea con su poder para siempre" (Salmo 66:7). La Biblia nos enseña muy claramente que Dios es la Primera Causa no ocasionada, el cual creó al universo por Su propia voluntad.

El Argumento Cosmológico es consistente con el relato bíblico del principio del universo y de la "Primera Causa". Sin embargo, es sólo uno de muchos indicadores y evidencias que apuntan a la existencia de un Dios Creador, como lo revela la Biblia.



EL ARGUMENTO TELEOLOGICO
A. Definición:

1. Etimología: El término «teleológico» viene de la palabra «teleología» del griego: «t???? que significa: "fin", y ????a - logía, que significa: "Tratado, estudio". Es la rama de la metafísica que se refiere al estudio de los fines o propósitos de algún objeto o algún ser, o bien literalmente, a la doctrina filosófica de las causas finales. Usos más recientes lo definen simplemente como la atribución de una finalidad u objetivo a procesos concretos.

2. El Argumento Teleológico es también conocido como "El Argumento del Diseño". Es el argumento sobre la existencia de Dios que se basa en la premisa de que existiría una evidencia percibida de un mundo y un universo "diseñado". Se basa en aquellos aspectos del mundo que al ser complejos, parecen haber estado diseñados; y que en consecuencia, parecen obedecer un objetivo o una finalidad de un ser inteligente.

El principio del Argumento Cosmológico es el fundamento sobre el cual El Argumento Teleológico se edifica. Este argumento procede a establecer, a través de evidencia racional, la inteligencia y el propósito de Dios, manifestados en el designio, la función, y la consumación de todas las cosas en la creación. Declara que un diseñador debe existir ya que el universo y las cosas vivientes exhiben marcas de diseño en el orden, consistencia, unidad y modelo de cada uno de ellos. Por esto, deben haber sido diseñado por un gran Diseñador o Dios. El argumento teleológico no podría ser mejor expresado que como aparece en las palabras del salmista: "El que hizo el oído ¿no oirá? El que formó el ojo ¿no verá? El que castiga a las naciones ¿no reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?" (Sal.94:9-10). El hecho de la existencia de un diseño, que es demostrado en toda cosa creada, exhibe la inteligencia y el propósito racional del Creador.

B. Origen:

Este tipo de explicación estuvo muy presente en la cosmovisión de Aristóteles, influido por sus estudios de biología. Por ello todo el Universo y sus componentes principales estaban orientados a conseguir alguna finalidad. Todo lo que existía, si generalizamos, tenía una finalidad, un propósito.

Este orden regular de los fenómenos naturales, como el cambio de estaciones, el cambio diario entre día y noche, la reproducción vegetal y animal, etc., hizo creer que este orden difícilmente podía tener su origen en el azar, a través de las consecuencias de la suma de cambios azarosos.

Por ejemplo en la antigüedad no era fácil de aceptar que el modelo atomista que defendía Demócrito y sus seguidores (remplazado actualmente por un modelo científico), podía generar una naturaleza tan regular y ordenada. Fue así como Aristóteles y; posteriormente en la Edad Media, los pensadores cristianos encontraron en esta premisa del orden el fundamento en el cual podían basar la existencia de Dios

Actualmente El Argumento Teleológico para la existencia de Dios, además de estar presente dentro de la teología y metafísica, se encuentra dentro del argumento contemporáneo conocido como diseño inteligente.

C. Hipótesis:

Para probar la existencia de Dios, los teístas frecuentemente usan el Argumento Teleológico. Por ende, este argumento sugiere que donde hay diseño, debe haber un diseñador. En una forma lógica, se presenta el argumento de la siguiente manera:

1. Si el Universo muestra evidencia de diseño, debe tener un diseñador.

2. El Universo muestra evidencia de diseño.

3. Por tanto, el Universo debe haber tenido un diseñador.

Hay un gran orden y diseño en el universo (por ejemplo: las galaxias, los planetas, animales, plantas, el cuerpo humano, etc.) Y también sabemos que en cuanto más complejo el diseño, más inteligente su diseñador. Por lo tanto, el diseñador del universo debe ser una persona muy inteligente. Pero ¿por qué deducimos que este diseñador es una persona? Solamente una persona puede tener una mente (con la capacidad de pensar y diseñar.) Una fuerza impersonal no puede pensar ni diseñar nada porque carece de una mente. Así que, este argumento nos indica que el diseñador del universo es un ser personal y muy inteligente.

Una analogía típica de éste, es el "argumento del relojero" ("Watchmaker Argument"), el cual fue dado por William Paley (1743-1805). El argumento es el siguiente: Si Ud. encuentra un reloj en un campo vacío, lógicamente concluirá que este fue diseñado y que no es el producto de una formación al azar. De igual manera, cuando miramos la vida y el universo, es natural concluir que existe un diseñador y que vemos cómo la forma del universo y de la vida, operan perfectamente. El ojo es usado típicamente como un ejemplo de diseño. Este tiene un desarrollo maravilloso; pero para que cumpla su función, deben existir muchas partes convergentes que de forma individual no tendrían función sino que tienen valor sólo en el todo del diseño. Sólo en la total combinación es que éstos exhiben su función completa y esta función se debe al diseño.

D. Objeciones:

1. Algunos dicen que: "la casualidad puede crear, por lo tanto, no necesitamos un diseñador para explicar el gran diseño que encontramos en la creación". Pero la realidad es que las probabilidades de que el universo haya surgido por mera casualidad son astronómicamente bajas. ¡Por ejemplo, para que un organismo unicelular aparezca por mera casualidad, las probabilidades son 1 en 10^40,000! Creo que es más razonable creer en un gran diseñador del universo que en la casualidad.

El argumento teleológico afirma que el universo evidencia demasiada complejidad para ser el producto de la casualidad. Se sabe que los cuerpos celestes se mueven con exactitud perfecta en sus órbitas. Nuestros cuerpos humanos, también, son increíblemente complicados. Según el argumento teleológico, simplemente en ninguna manera toda esta complejidad podría "simplemente suceder". Dios debió haber creado todo. Además, la casualidad (que es algo impersonal) no puede crear nada. Solamente una mente inteligente tiene la capacidad de crear.

2. Otra objeción al Argumento Teleológico se deriva del problema del mal natural: ¿Acaso los hechos "Disteleologicos" en el mundo: las enfermedades y las dolencias, el hecho de que un animal devore a otro, los áridos desiertos, las heladas regiones polares, los terremotos, los huracanes y las erupciones volcánicas; no pesan más que los argumentos que buscan un diseño en el universo? ¿Deja el Argumento Teleológico un espacio suficiente para la libertad? Los defensores de este argumento sostienen que Dios ha puestos límites a la libertad y al "mal natural", y esos límites nos permiten hablar de diseño o propósito. Sin embargo, surge la pregunta si el principio de la "selección natural" de Charles Darwin no ha invalidado el Argumento Teleológico, explicando los cambios con causas puramente naturales. Quizá sea necesario reconocer tanto la validez como los límites del Argumento Teleológico. Blaise Pascal declaro: "La naturaleza tiene algunas perfecciones para demostrar que está hecho a la imagen de Dios, y algunos defectos para demostrar que solamente es su imagen, y no Dios mismo".

E. Conclusión:

Los que no creen en Dios no han pasado por alto esta forma correcta de razonamiento lógico y sus implicaciones. Incluso los incrédulos admiten que no se puede obtener un poema sin un poeta, una ley sin un legislador, una pintura sin un pintor, o un diseño sin un diseñador. Sin embargo, aunque muchos incrédulos admiten que el diseño demanda un diseñador, niegan que exista diseño suficiente en la naturaleza para establecer la existencia de un Gran Diseñador. El desacuerdo entre la persona que cree en Dios y la persona que no cree en Él no tiene nada que ver en absoluto con el hecho que el diseño demanda un diseñador. En cambio, el punto de desacuerdo es si existe o no diseño adecuado en la naturaleza para probar la existencia de un Diseñador. Aquí es cuando el Argumento Teleológico entra en escena.

La Biblia dice en Isaías 40:12-14, 26, que Dios "midió las aguas...pesó los montes...creó estas cosas...las llama por sus nombres". Con esto se nos dice que hubo un plan, una determinación o un propósito al haber hecho cuanto existe. No fue obra de la casualidad. La creación fue hecha con poder y con sabiduría. ¿Quién tuvo esa idea? ¿Quién hizo ese plan? Donde hay un plan, donde hay una idea; donde hay sabiduría, hay persona y esa persona es Dios. (Véase: Romanos 1:18-22, Salmo 104:24)



EL ARGUMENTO ONTOLOGICO
A. Definición:

1. Etimología: El término «ontológico» viene de la palabra «ontología» del griego: ??t??, ontos, que significa: "ser", y ?ó???, logos, que significa: "ciencia, estudio, teoría". La ontología es una parte o rama de la metafísica que se ocupa del estudio del ser y sus propiedades; es decir de lo que "existe".

2. El Argumento Ontológico es un argumento que intenta demostrar la existencia de Dios mediante la observación o análisis del ser; es decir de lo real. Este argumento es diferente al Argumento Cosmológico y Teleológico; ya que no se basa en la observación del universo como lo hace la cosmología y teleología, sino más bien empleando únicamente la razón, el argumento ontológico razona a partir del estudio de lo que existe.

El argumento ontológico puede ser indicado de este modo: "Dios es el ser inimaginable más grande. Uno de los aspectos de la perfección o de la grandeza es la existencia. De esta manera, Dios existe". O diciéndolo de otra manera – "el hecho de que Dios puede ser concebido significa que él debe existir".

B. Origen:

Este argumento ha sido propuesto por muchos filósofos a lo largo de la historia. Cronológicamente, el primero que propuso este argumento fue el filósofo persa Avicena, que lo menciona en su Libro de la curación. Conjugó la tradición aristotélica con el neoplatonismo y tuvo una grandísima influencia en el Occidente cristiano. De religión musulmana, situó a la razón por encima de todo ser y explicó que con esto se nos llama a buscar la perfección.

Sin embargo, el filósofo que mejor desarrolló este argumento apriorístico fue el monje benedictino Anselmo de Canterbury, filósofo escolástico, teólogo y Padre de la Iglesia. Hasta el punto que suele ser presentado como autor del mismo: "el argumento ontológico de san Anselmo".

La influencia de San Agustín le llevó a intentar demostrar desde un punto de vista racional verdades que conocemos por revelación. El célebre aforismo agustiniano "fides quaerens intellectum" le empujaba a llevar hasta el extremo el uso de la razón en defensa de las verdades de fe.

San Anselmo llegó a la conclusión de que la esencia divina es "la suprema de todas o mayor que todo lo que ha sido hecho por ella" Este método, que puede calificarse como epistemológico, le sirvió para buscar la existencia de Dios desde un punto de vista racional. En su Monologio (1076) expuso diversos argumentos a posteriori para demostrarla basándose en el principio de causalidad al igual que haría Santo Tomás de Aquino con sus famosas "cinco vías". En otra de sus obras, el Prosologio (1078) enunció en el segundo capítulo el argumento ontológico. Aquí, usando un método a priori, desciende desde Dios a los hombres.

Ya al final del primer volumen había establecido que Dios es algo que no puede ser pensado mayor, o dicho de otra forma, el ser mayor del cual no se puede pensar otro que sea mayor. Vemos ya la noción de Dios como lo más grande, el ser mayor que pueda ser imaginado, algo que se corrobora con los dictados de la fe.

Posteriormente Santo Tomás de Aquino ya establecería la importancia de la fe para confirmar cualquier proposición elaborada a partir de la razón, aunque como veremos el argumento ontológico es estrictamente racional.

El argumento ontológico tuvo predicamento entre los grandes racionalistas del siglo XVII, Descartes, Spinoza y Leibniz. Incluso un matemático, Kurt Gödel, también demostró la existencia de Dios a partir de un argumento bastante similar basado en procedimientos matemáticos.

C. Hipótesis:

La Hipótesis más conocida de este argumento vino de Anselmo, arzobispo de Canterbury (1033-1109). El argumento dice:

1. La idea de un ser perfecto existe.

2. Para ser "perfecto", Dios debe ser más grande que cualquier otro ser que podamos imaginar.

3. Un Dios real sería más grande que uno imaginario.

4. Dios no puede existir solo en nuestra imaginación, pues en ese caso el no sería perfecto.

5. Por lo tanto, Dios debe existir en realidad.

Este argumento encuentra en la mera idea de Dios la prueba de su existencia. Este argumento dice que la existencia de Dios es asegurada porque la mente humana, la cual ha sido creada por Dios, cree en la existencia de Dios. Es decir, Dios es el Creador de la mente humana, la cual posee este concepto de Dios por voluntad divina.

D. Objeciones:

Este razonamiento sobre la existencia de Dios tiene dos objeciones principales, una planteada por Gaunilo y otra por Santo Tomás de Aquino.

1. Crítica de Gaunilo: Siguiendo ese argumento, también deberían existir las islas perfectas, es decir, si podemos pensar en una isla perfecta, esta isla perfecta debería existir. Sin embargo, sabemos que las islas perfectas no existen, por lo tanto, el argumento es erróneo. San Anselmo contraargumentó a Gaunilo respondiéndole que Dios es el único concepto que necesariamente tiene que existir, es decir, que en el mundo no tienen por qué existir las islas perfectas porque el concepto de isla no implica perfección y el de Dios sí.

2. Crítica de Santo Tomás de Aquino: "Salto equivocado del orden mental al orden real". San Anselmo lo que demuestra es la existencia del concepto perfecto de Dios, pero no demuestra la existencia del concepto real de Dios. Santo Tomás quería decir que existía el concepto de Dios como algo pensable (Dios es lo máximo pensable) pero no como algo real.

E. Conclusión:

Es por medio de este argumento que llegamos al conocimiento de la existencia del Autor del universo y no por medio de especulaciones abstractas de necesidad. Nunca hubiésemos sabido que El existe, sino por nuestra propia existencia y la de otros seres a nuestro alrededor, y como de ese modo comprendemos que El existe y tiene que existir. (Hechos 17:23-28; Hebreos 11:4-6). El cristiano quien, por sobre todo, reconoce el "así ha dicho Jehová" y está consciente del poder iluminador provisto por Dios, se beneficiará muy poco de los argumentos teístico-naturalistas; sin embargo estos argumentos existen y contribuyen a la teología aquello que la razón facilita. En esta base estos argumentos deben ser considerados por todo estudiante de teología.



EL ARGUMENTO ANTROPOLOGICO
A. Definición:

1. Etimología: El término «antropológico» viene de la palabra «antropología» del griego: ?????p?? anthropos, que significa: "hombre (humano)", y ?????, logos, que significa: "ciencia, estudio". Es la ciencia que estudia todos los aspectos del ser humano de una forma integral.

2. El Argumento Antropológico llamado también el "Argumento de la Ley Moral". Es un argumento a favor de la existencia de Dios basado en el reconocimiento que el sentido moral universal del ser humano en cuanto a lo que es correcto y equivocado viene de Dios. (Ver Romanos 2:14-15). Este argumento no es como el cosmológico que contempla el universo entero, o el teleológico que observe el elemento del designio en el universo entero, sino que se restringe a la evidencia concerniente la existencia de Dios, y sus cualidades, que pueden ser notadas por medio de la constitución del hombre. (Salmo 94:9-10)

La conciencia y la naturaleza moral del hombre exige un creador consciente y moral. El hombre tiene una naturaleza moral, esto es, su vida está regularizada por los conceptos de bien y de mal. Sabe que hay un curso recto de acción que debe seguirse y un curso errado que debe evitarse. Ese conocimiento se llama conciencia. Cuando el hombre obra con rectitud la conciencia lo aprueba y aplaude; cuando obra mal lo condena.

C. S. Lewis habla de esto a principios de su obra Mere Christianity. Llama a esta ley moral "La regla del bien y del mal, algo que está realmente allí, no hecho por nosotros". Durante años, Lewis luchó contra Dios porque le parecía que el universo era injusto y cruel. Pero comenzó a analizar su indignación. ¿De dónde había sacado él el concepto mismo de lo justo y lo injusto? Dijo: "Un hombre no dice que una línea esta torcida a menos que tenga alguna idea de lo que es una línea derecha".

Según este argumento, toda persona nace con una comprensión inherente del bien y el mal. Por ejemplo: Todo el mundo comprende que matar a una persona inocente es malo. Todo el mundo comprende que ayudar a una persona a evitar que se ahogue es correcto. ¿De dónde vino esta comprensión interna del bien y el mal? Según los defensores de este argumento de la ley moral, esta comprensión se origina de Dios. Él lo introdujo en los corazones de toda persona. Sin Dios la moralidad sería imposible. Debe haber un Legislador (Dios) que origine y sostenga la ley moral. Una ley moral universal no puede existir accidentalmente. Debe haber una base detrás de ella – Dios.

B. Hipótesis:

¿En qué consiste el Argumento Moral? En resumen, este argumento dice lo siguiente:

1. Las leyes morales existen

2. Dichas leyes debieron ser promulgadas por alguna autoridad moral.

3. Por lo tanto, debe existir un gran dador moral

Veámoslo más despacio. En todas las culturas existe una noción de lo bueno y lo malo. No hay ninguna cultura que no tenga normas de comportamiento. Todos los grupos reconocen que la honestidad es una virtud, junto con la sabiduría, la valentía y la justicia. Y aun en las tribus más remotas de la jungla, el homicidio, la violación, la mentira y el robo son reconocidos como malos, en todo lugar y en todo tiempo. Surge la pregunta: "¿De dónde vino este sentido de moral?". ¿Quién puso esa moralidad en las personas? Debió ser alguien que tenga el conocimiento exacto de lo que es bueno, y lo que es malo, y ese ser no es otro que Dios. ¿O de qué otra manera pudo el ser humano distinguir entre lo bueno y lo malo? C. S. Lewis mencionó en una de sus obras: "Un hombre no dice que una línea está torcida a menos que tenga alguna idea de lo que es una línea derecha". Es Dios quien proporciona al hombre la idea de una línea derecha.

Las leyes morales existen, y son tan reales y ciertas como las leyes físicas. El hecho de que no podamos medirlas o pesarlas no las hace falsas. Para la humanidad la palabra justicia tiene sentido. Si no existieran leyes morales, la humanidad no existiría como tal: estaríamos reducidos a otra especie animal en la tierra. Palabras como "bueno", "malo", "justo", carecerían de sentido.

Si la moralidad existen en el ser humano, entonces Dios existe, porque Él es quien pone en la conciencia humana el sentido del bien y el mal (Romanos 2:14-15)

Es verdad que puede haber diferencias de opinión sobre qué es bueno y qué es malo; para algunas sociedades ciertas conductas pueden ser aborrecibles, mientras que en otras es normal y hasta deseable. Pero hay otras conductas que, a lo largo de la historia, han sido calificadas como perversas y en contra de la moral (el homicidio, el robo, la violación de un niño, etc.)

C. Objeciones:

1. Algunos dicen que: "el ser humano creó esta ley moral". Pero si así fuera, la moralidad sería subjetiva. Cada persona inventaría su propia moralidad, y por lo tanto, nunca podríamos juzgar (moralmente) las acciones de los demás. Sin embargo, esto no es lo que ocurre. Cuando alguien ha cometido un crimen (por ejemplo, un asesinato) las autoridades (y la sociedad) juzgan y castigan al criminal. Únicamente cuando la moralidad trasciende a individuos, inclusive a las diferentes culturas del mundo, es posible el juzgar las acciones de otros.

2. Otros dicen que: "la moralidad surgió como parte de la evolución". La moralidad es simplemente una ayuda para la supervivencia de las especies. Pero esta explicación no es convincente porque cada ley implica un dador (o una autoridad.) Una ley por sí solo no tiene ningún valor. Toda ley es eficaz porque detrás de ella existe una autoridad. Por ejemplo, las leyes de tránsito son obedecidas porque existe una autoridad (la policía, el gobierno) detrás de ellas. Si no existiera esa autoridad, nadie obedecería esas leyes.

D. Conclusión:

De la misma manera, esta ley moral de la cual todos estamos conscientes debe tener una autoridad. Así que la mejor explicación para la existencia de esta ley moral es una autoridad que trasciende al individuo y a las diferentes culturas, o sea, Dios.

El ateo Michael Martin dice que los Cristianos tienen las mismas razones que los ateos para condenar la violación sexual (u otras conductas inmorales): viola los derechos de la víctima, daña la sociedad, etc. De seguro, lo que Martin quiere decir es que los ateos pueden conocer el bien sin Dios – y es cierto. Como todo ser humano está creado a la imagen de Dios, pueden conocer el bien sin conocer a Dios. Sin embargo, eso de ser bueno es otra cosa. Al suprimir la existencia de Dios, el ateo no tiene fundamento para darle valor al ser humano – ni siquiera responsabilidad moral a favor de él. Los Cristianos sí pueden arraigar cosas como los derechos humanos y su dignidad porque entendemos que todos fuimos hechos a la imagen de un Ser supremo y eternamente valioso.

¿Cómo alguien que no cree en Dios explica el hecho de que todos los seres humanos somos igualmente valiosos? Hay gente flaca y gorda; unos más inteligente que otros; otros más bonitos; otros más fuertes. ¿Qué  valor tienen en común todos los seres humanos, si no están todos hechos a la imagen de Dios? No se está hablando de qué es lo que nos separa de los animales, sino qué nos une los unos a los otros.

Personas racionales con valor intrínseco no salen de procesos impersonales, inconcientes, no-guiados y sin valor a través del tiempo. Un Dios personal, conciente de sí mismo, con propósito y bueno provee el contexto natural y necesario para la existencia de personas humanas con valor, derechos y responsabilidad moral. En otras palabras, la personalidad y la moralidad están necesariamente conectados: los valores morales están en nuestra persona. Sin Dios (es decir, sin un Ser personal), ninguna persona – y, por ende, ningún valor moral – existiese. Sólo si Dios existe podemos realizar las propiedades morales.


CONCLUSION FINAL DE LOS ARGUMENTOS RACIONALES:
Cada uno de estos argumentos nos indica qué clase de Dios es el que existe. Cada argumento apunta hacia el Dios de la Biblia. Así que el único candidato para ser el Dios que creó y diseñó el universo, y que puso esta ley moral en nuestros corazones es el Dios de la Biblia. Por último, es importante reconocer que cada argumento tiene sus puntos fuertes y débiles. Creo que la mejor estrategia es utilizar estos tres argumentos en conjunto. De esta manera, el punto débil de un argumento es contrarrestado por el punto fuerte del siguiente argumento. Así podremos hacer una presentación convincente para la existencia de Dios.

Concluyendo, pues, los argumentos racionales para la existencia de Dios, sostenemos que estos argumentos establecen una presunción en favor de la fe en el Dios de la Biblia. Nunca debemos sostener que estos argumentos están en la misma categoría que los procesos matemáticos; debe reconocerse, al contrario, como hemos indicado anteriormente, que todas las proposiciones existenciales son limitadas lógicamente por un mayor o menor grado de probabilidad.

Como dijo el obispo José Butler en su Analogía, la evidencia respecto al Dios de la Biblia es lo suficientemente convincente como para echar sobre nosotros una responsabilidad moral. Tenemos que escoger, ya sea por o en contra de Dios. El Dr. Machen acostumbraba decir que es como si estuviéramos en una isla que está pronta a hundirse. Vivimos una vida terrenal que tendrá que terminar. No tendremos argumentos ciento por ciento demostrativos al intelecto, pero estando en tal isla, nos vemos obligados a tomar el mejor pasaje posible al lugar de seguridad más probable. Estamos en un mundo donde el pecado y la miseria abundan. El evangelio cristiano pudiera ser la verdad. La evidencia es bastante poderosa de que somos moralmente culpables si no prestamos atención. En verdad, esta evidencia, comparada con la evidencia en otros asuntos, es abrumadora, tanto que Pablo tiene razón al decir que aquellos que tienen la evidencia y no aceptan la gracia de Dios no tienen excusa.

Es posible que el incrédulo sea convencido y el cristiano sea grandemente ayudado por los argumentos. Pero tenemos mucho más. Tenemos la obra convincente y regeneradora del Espíritu Santo, obrando fe en nuestros corazones (Ef 2:8-10; Flp 2:13). No andamos a tientas, ni seguimos sólo un destello, ni damos un «salto en la obscuridad»; «andamos en la luz» (1 Jn 1:7).


PRUEBAS CÓSMICAS DE LA NO EXISTENCIA DE ALGÚN DIOS



Para que la sociedad afectada conozca las circunstancias y las razones que llevaron a que se perpetraran las violaciones, genocidios, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Para que se garantice que no se repetirán, y se reconozca y preserve la experiencia colectiva de los crímenes sufridos:

Esclarecer, en la medida de lo posible, los hechos relativos a las violaciones de derechos humanos ocurridas en el pasado. Amnistía Internacional.

Victor Stenger (1935- ). Es un físico de partículas, ateo militante, autor de obras de filosofía y escéptico religioso popular en Estados Unidos. Con gran atrevimiento, el profesor Victor Stenger plantea el argumento de que ahora ya sabemos bastante para desechar por completo la hipótesis de dios.
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ACONTECIMIENTOS MILAGROSOS

Los teístas afirman saber más de dios, que lo que los científicos saben hasta ahora del universo. Sin embargo, con lo que ya se sabe del universo se pueden desechar por completo las hipótesis de dios.

Cualquier indicio de creación sobrenatural del universo presupone aceptar que el universo tuvo un origen y que ese origen no se produjo de modo natural. Es decir, que hubo incumplimiento de las leyes naturales, la necesidad de un acontecimiento causal, incomprensible en términos materiales o naturales.

Se consideran milagros los acontecimientos inexplicables, las coincidencias muy improbables, los fenómenos cósmicos que violen las leyes naturales. Por ejemplo, la aparición sorpresiva de un nuevo planeta en el sistema solar violaría la ley de la conservación de la materia y la energía.

El problema ha sido para las personas con poca instrucción, la mayoría hasta ahora, quienes aceptan estos fenómenos sobrenaturales con explicaciones poco racionales. Las personas con mentalidad científica, por el contrario, no aceptan hechos inusitados sin un mecanismo natural y racional que los explique. Afirman que ni revoluciones científicas, ni cambios en paradigmas han anulado la esencia de las leyes físicas descubiertas.

Estas leyes se han ampliado con aportaciones como la relatividad y la mecánica cuántica, sin que pierdan se vigencia. La ley de la gravedad de Newton, por ejemplo, permite ahora calcular las órbitas de las naves espaciales. Estas leyes básicas rigen todo el universo desde hace mas de 30 mil millones de años.

Aceptamos como milagros los hechos inexplicables, las coincidencias improbables. Si observamos algún incumplimiento de las leyes naturales durante el insignificante periodo de nuestras vidas, es razonable aceptarlo como un verdadero milagro. Si dios existe habrá tenido la capacidad de originar y repetir por lo menos alguno de estos hechos milagros. Si no se observa ninguno, queda sustentada la hipótesis de que dios no existe.



PRIMERA LEY DE LA TERMODINÁMICA

La primera ley de termodinámica postula que "La materia o energía no se destruye, solo se transforma". Que científicamente esté comprobado que la materia o energía no se destruye, significa que la materia o energía es eterna, es decir que siempre ha existido y existirá siempre. ¿Qué necesidad hay entonces de complicar esta verdad con la búsqueda de un creador y de un milagro de creación? La posible existencia de un dios no tiene la contundencia de la existencia de la materia o energía. ¿Y si la materia o energía es eterna por qué no buscar en ella las explicaciones o respuestas a muchas preguntas?

SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA

La segunda ley de la termodinámica expresa que "La entropía o desorden total de un sistema cerrado, se mantiene constante, o aumenta con el tiempo". Los creacionistas plantean que si el universo inicialmente fue un caos, con entropía o desorden máximos, es necesario presuponer que en algún momento alguien, desde afuera, tuvo que impartir la orden para que iniciara su ordenamiento.

Un universo en expansión pudo haber partido del caos, sin que ello fuera obstáculo para la formación localizada de algún orden respetuoso de la segunda ley de la termodinámica.

Un sistema al expandirse aumenta su capacidad entrópica, de manera que el valor de su entropía máxima va alejándose progresivamente del valor máximo que tenía en un comienzo. Es decir en un sistema en crecimiento o expansión, el valor de su entropía va estando cada vez más lejos de su máximo.

En el momento anterior al Big Bang, la entropía del universo era máxima y su tamaño o volumen era mínimo. Conociendo el diámetro aproximado actual del universo y el tiempo posterior al Big Bang y sabiendo que se expande a la velocidad de la luz se puede estimar el volumen que tenía el universo en el momento del Big Bang.

El universo se encontraba en un completo desorden, en un estado de caos, sin ninguna estructura ni organización. Después de la gran explosión o Big Bang, el universo empezó a expandirse a la velocidad de la luz, a aumentar progresivamente la capacidad de la entropía o desorden y a permitir por tanto la formación de estructuras y organizaciones.

TERCERA LEY DE TERMODINÁMICA

Con respecto al orden y desorden de los cuerpos cristalinos en función de la temperatura no hay que olvidar que la tercera ley de la termodinámica dice que "Los cuerpos cristalinos se desordenan cuando se calientan, pero se ordenan a medida que se enfrían. Otra ley nos informa que los gases al expandirse se enfrían y al comprimirse se calientan.

LA TEORÍA DEL DISEÑADOR Y CREADOR

Los creacionistas afirman que dios primero diseñó y luego creó el universo. Los científicos afirman que antes del Big Bang el universo era un agujero negro en completo caos y que después de esta gran explosión se fue expandiendo y adquiriendo un orden complejo. Si hubo un diseñador y creador del universo antes del Big Bang, no dejó huellas de su existencia, por lo que igualmente se puede decir que pudo o no haber existido. No es sustentable científicamente el universo inicial descrito por las religiones: Un universo diseñado y creado con un tamaño y otras características constantes.

¿POR QUÉ HAY ALGO EN VEZ DE NADA?

Lograr un vacío absoluto es imposible. Alcanzar un vacío cada vez mayor necesita de un aumento exponencial de energía. Esto nos hace ver que en general es más fácil que exista algo a que no exista nada.

DE DONDE SALEN LAS LEYES DE LA FÍSICA

Los físicos inventaron modelos para describir el comportamiento del universo. Estos modelos se basan en principios generales tradicionalmente llamados leyes. Para que un principio natural sea objetivo y universal, tiene que estar formulado de tal manera que no dependa de alguna circunstancia como, posición, dirección, o tiempo en el espacio. Las leyes físicas son inherentes a la materia o energía, no han sido impuestas por algún dios, como se dice de los diez mandamientos.

INTERVENCIÓN DE UN DIOS EN EL COSMOS

Muchos acontecimientos celestes inesperados se aceptaron como milagros al comienzo de la historia humana. Los fenómenos astronómicos espectaculares que antiguamente se consideraron hechos sobrenaturales, han sido explicados y calculados por la ciencia como fenómenos presentes con alguna regularidad. Entre ellos se cuentan los eclipses y los cometas.

El eclipse total del sol en el año 585 a.C. en Asia menor terminó con una batalla entre Medas y Lidios, que huyeron despavoridos. Sin embargo, este eclipse parece haber sido el primer fenómeno predicho científicamente por Tales de Mileto en base a registros babilónicos. Posteriormente se logró establecer como fecha exacta de este eclipse el 28 de mayo del año 585 a.C.

Los eclipses bastante infrecuentes se repiten sin embargo y siguen las leyes físicas al igual que los fenómenos más familiares a la experiencia humana, como la salida y puesta del sol, y las fases de la luna.


EL COMETA HALLEY

Edmund Halley usando la mecánica newtoniana de su amigo contemporáneo predijo que el cometa visto en 1682 volvería en 1759 y seguiría apareciendo cada 66 años.

Hasta la fecha ni con los instrumentos astronómicos más sofisticados se ha podido captar acontecimientos que puedan describirse como milagros cósmicos.

UN SILOGISMO TEOLÓGICO

1. Todo lo que empieza a existir tiene una causa.

2. El universo empezó a existir.

3. Por lo tanto, el universo tiene una causa.

En verdad lo anterior no se trata de un silogismo sino de un sofisma, es decir, un argumento aparente con que se quiere defender o persuadir algo falso. Las dos premisas son falsas de acuerdo con la primera ley de la termodinámica de la conservación de la materia o energía. La materia o energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma. Cuando alguna premisa es falsa, la conclusión también es falsa, y en este caso ambas premisas son falsas.

LA MUERTE Y EL APOCALIPSIS

Para que la sociedad afectada conozca las circunstancias y las razones que llevaron a que se perpetraran las violaciones, genocidios, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Para que se garantice que no se repetirán, y se reconozca y preserve la experiencia colectiva de los crímenes sufridos:

Esclarecer, en la medida de lo posible, los hechos relativos a las violaciones de derechos humanos ocurridas en el pasado. Amnistía Internacional.

Ian McEwan (1948- ). Novelista y guionista británico activo en la frontera entre lo cotidiano y lo místico. Poco tolerante con la invocación de lo sobrenatural. Con inteligencia fría y lúcida aborda la historia y mistificación de lo apocalíptico, y la tristísima pulsión de muerte que asecha bajo cualquier sumisión a la fe.

LA MUERTE INDIVIDUAL

Al mirar escenas multitudinarias en exposiciones fotográficas de siglos pasados reflexionamos que las personas de esas imágenes cumplieron su ciclo vital y ya no existen, están muertas. Llama la atención sin embargo el curioso ajetreo con que todas las personas tratan de ignorar el hecho de que tienen que morir. Se ha dicho que las fotografías atestiguan la inocencia y vulnerabilidad de la vida que va siempre hacia su propia destrucción. Son el inventario de la mortalidad. Muestran a la gente en un lugar y a una edad irrefutable de sus vidas. Agrupan momentáneamente a personas y cosas, que luego se separan y siguen el curso de sus respectivos destinos. Lo mismo pasará con alguna fotografía de algún grupo nuestro observada en el futuro. El observador verá en ella personajes desaparecidos, entrañablemente anticuados, imbuidos de la importancia de sus propias inquietudes, completamente ignorantes de la fecha y circunstancias de sus muertes.

Estamos acostumbrados a reflexiones sobre la muerte individual: Es un hecho desconcertante cuando se trata de niños, reaparece como trágica realidad inaceptada por todos en su alrededor, tiene un borroso significado en el ajetreo de la madurez antes del regreso brusco y premonitorio al sueño eterno, es la extinción a la que siempre vamos y en la que definitivamente nos perderemos. Nada más terrible, ni nada más cierto, es el no estar aquí, ni en ningún otro sitio.

En las religiones se han creado consuelos para hacernos creer que no moriremos. Aceptamos la muerte en la literatura y en el arte como una tensión creativa y paradójica, como una premisa para intentar hacer sobrevivir lo representado, lo amado o celebrado, que no puede durar. De ella no se conoce la fecha de defunción, solo ciertos márgenes de posibilidad biológica.

LA MUERTE COLECTIVA FINAL

Más difícil es determinar el momento y las circunstancias de la defunción colectiva de lo que haya de humanos, al final de la civilización, del proyecto humano. Puede suceder en este siglo o en miles de años, producirse silenciosa, discretamente de manera imperceptible. Ante la imposibilidad de conocer con certeza la fecha de ese final, muchos han tratado de ubicarla al final de cada siglo. Desde que se conoce la escritura, se ha registrado historias fascinantes que predican el cómo y el cuándo de nuestra destrucción a escala total. Estas historias como final de la vida en la tierra, de los últimos días, del fin de los tiempos o del apocalipsis, están asociadas con ideas de castigo divino y de redención final. Son creídas por muchas personas con fervor.

EL PENSAMIENTO APOCALÍPTICO
Los movimientos apocalípticos contemporáneos, cristianos e islámicos, con la fantasía común de un final violento de la humanidad, han incidido profundamente en la política mundial.

El pensamiento apocalíptico es:

Demonizador, al despreciar a otros grupos y religiones por adorar a otros dioses para ellos falsos. Estos infieles no serán salvados del fuego del infierno.

Totalitario, con ideas inmodificables y totalizantes, basadas en anhelos y creencias sobrenaturales, inmunes a pruebas en su contra y protegidas contra implicaciones de nuevos conocimientos.

Con episodios patéticos y cómicos de anticristos, bestias, babilonias, rameras, juicio final y redención al reescribir constantemente el futuro.

Repetidor, de las predicciones sobre el juicio final. Durante más de quinientos años se viene proclamando una fecha sin que haya sucedido nada.

Tradicionalista, ha mantenido la fantasía apocalíptica judaica, primero en el pueblo judío, luego en los cristianos, pueblos que se han considerado sucesivamente los elegidos de dios, únicos con la posibilidad de salvación. Esta idea, causante del racismo contemporáneo, ha sido tan atractiva y ha estado tan arraigada en desposeídos y desequilibrados, que ninguna represión oficial ha sido capaz de erradicarla.

Creador, del anticristo como figura de un hombre simple, que llega a lo más alto, y que bajo su apariencia virtuosa esconde un poder satánico. Durante los cinco siglos estudiados por Cohn, y en nuestros días esta figura corresponde a la del papa.

Capacidad de adaptación sin límites. Su contenido ha tenido un atractivo perenne y fascinante. Cristóbal Colón en una carta de su primer viaje, cuando arribó al archipiélago de las Bahamas, dice entre otras cosas, que Nuestro Señor lo hizo conquistador del nuevo cielo y tierra profetizados por san Juan en el Apocalipsis. Cristóbal Colón cuando tocó tierra en América, creyó haber sido implicado en los planes de dios para el reinado milenario en la tierra, creyó que por predestinación había encontrado el paraíso terrenal prometido en el Apocalipsis.

MUCHEDUMBRES APOCALÍPTICAS

El magistral libro, en Pos del milenio, escrito por Norman Cohn, a mediados del siglo XX, trata sobre los movimientos apocalípticos en el norte de Europa durante los siglos XI a XVI. Estas sectas fueron dirigidas por algún profeta carismático de la clase artesana o de los desposeídos. Se inspiraron en el Apocalipsis y estaban obsesionadas con la idea de un final total inmediato, precedido de masacres de judíos, curas y terratenientes, y seguido por el establecimiento definitivo del reino de dios en este mundo.

Eran muchedumbres fanáticas compuestas por decenas de miles de desposeídos, que vagaban famélicas de ciudad en ciudad, sin lugar fijo llenas de locas esperanzas e intenciones asesinas. Sus bandas eran reprimidas por las autoridades seculares y eclesiásticas con violencia apabullante. Transcurridos algunos años, o una generación, aparecían nuevos líderes con ligeras diferencias en su discurso.

Conviene recordar que muchedumbres nómadas fueron también las que siguieron a las Cruzadas y que sus víctimas fueron judíos y musulmanes.



EL APOCALIPSIS Y LOS ESTADOUNIDENSES

Estados Unidos primera potencia mundial, responsable del 80% de la investigación científica total, muestra al mundo en encuestas sobre convicciones religiosas aproximadamente los siguientes resultados:

90% de los estadounidenses no han dudado nunca de la existencia de dios y están seguros de ser llamados a responder por sus pecados en el juicio final.

53% son creacionistas y están de acuerdo que el universo fue creado por dios hace unos 6000 años.

44% están seguros de que antes de cincuenta años regresará Jesús a juzgar vivos y muertos.

12% están convencidos de que la tierra ha evolucionado por selección natural sin intervención de alguna instancia sobrenatural.

Para los estadounidenses la profecía bíblica del juicio final consiste en un mundo purificado por catástrofes antes de ser redimido, sin conflictos y convertido completamente al cristianismo antes del regreso de Jesús. El interés por esta profecía es más fuerte en Estados Unidos, que en cualquier otro lugar del mundo y afecta a millones de personas, desde grupos marginados, de nivel educativo y económico bajos, hasta universitarios, élites y cumbres de poder. No hay que olvidar que el presidente Reagan estuvo preocupadísimo porque faltaban pocos días para el juicio final, y esta oleada de inquietud recorrió todo el mundo en 1984.

Los resultados de las encuestas sobre las profecías apocalípticas siempre despiertan escándalos o aspectos placenteros y excitantes. Entre los encuestados hay ateos que niegan categóricamente la existencia de un dios. Hay teístas que se declaran convencidos de que la Biblia es la palabra literal de dios. De ella, para algunos se derivan todos los preceptos morales válidos y los pensamientos en términos generales de amor, comprensión y perdón. Para otros, de ella proceden la esclavitud, la limpieza étnica, el infanticidio, el genocidio, ordenados por el dios celoso del Antiguo Testamento.

EL CEREBRO Y EL PENSAMIENTO APOCALÍPTICO

El cerebro es muy hábil para involucrarnos de un modo inmediato en temas completamente contradictorios. La misma persona puede pasar del temor por la inmediatez del juicio final a la alegría de los buenos resultados de un plan de ahorro a largo plazo. De ordenar medidas contra una inundación actual, a sugerir acciones para evitar contaminación ambiental a largo plazo. De rechazar en una reunión escolar la introducción en el pensum del tema de la selección natural y de protestar en un consejo comunitario siguiente la difusión de ideas creacionistas.

EL APOCALIPSIS

El Apocalipsis es el último libro de la Biblia, el más raro y escabroso, tan importante ahora en Estados Unidos como lo fue en Europa en el Medioevo. Apocalipsis es una palabra de origen griego que significa revelación. Aunque esta palabra se usa como sinónimo de catástrofe, es la descripción literaria del escritor Juan de Patmos de lo que supuestamente le reveló un ser sobrenatural. Entre los siglos II a.C y I d.C. hubo en la tradición judía cientos de videntes como Juan de Patmos. En el siglo II d.C. todos los demás Apocalipsis fueron prohibidos por la autoridad canónica cristiana. El de Juan de Patmos sobrevivió, porque hasta entonces se creía que el autor había sido Juan el discípulo amado de Jesús.

Seguramente muy distinta hubiera sido la historia de Europa y América, si el Apocalipsis no se hubiera incluido en la Biblia como estuvo a punto de ocurrir.

La escritura de la Apocalipsis ha sido fechada entre los años 95 y 96 d.C. con motivo de la persecución de los cristianos por el emperador romano Domiciano. Sobre su autor Juan de Patmos solo se sabe con certeza de que no se trata del apóstol Juan.

Se ha visto el Apocalipsis como un repaso de la historia humana, en cuya última fase siempre nos encontramos. Lo más probable es que el objetivo general de la obra fuera dar esperanza y consuelo a los fieles, mediante la certeza de que sus tribulaciones pronto llegarían a su fin con el triunfo definitivo del reino de dios.

Una opción especialmente importante para los Estados Unidos de posguerra ha sido ver este libro como el relato exclusivo de los últimos días de la humanidad.


La tradición protestante identificó durante siglos como el Anticristo del Apocalipsis, primero al Papa, luego a la Unión Soviética, a la Unión Europea, al laicismo y a los ateos. Algunas sectas protestantes han identificado como fuerzas satánicas del Apocalipsis encargadas de retrasar el juicio final, a aquellas que siembran concordia entre los pueblos. Organizaciones internacionales que trabajan por la conciliación internacional, como las Naciones Unidas y el Consejo Mundial de Iglesias.



Fraternalmente

Dr. Luis Romero Yahuachi