Filemón
Un hermano restaurado
Esta breve
epístola a Filemón es un maravilloso ejemplo de la fuerza más poderosa del
universo que afecta el control sobre alguien: la gracia. En ella se trata uno
de los problemas más difíciles que jamás nos hemos encontrado, el de resolver
las peleas entre los miembros de la familia. Podemos hacer caso omiso de algo
que nos haga un extraño para perjudicarnos, pero resulta sumamente difícil
perdonar a un miembro de nuestra propia familia o alguien muy cercano.
La clave
de esta epístola se encuentra en el versículo 16. Pablo le dice a Filemón que
le está enviando de nuevo a Onésimo:
"Ya
no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado,
especialmente para mí, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en
el Señor." (Flm. 16)
Los
antecedentes de esta historia son muy interesantes. Esta epístola fue escrita
cuando el apóstol Pablo se encontraba prisionero por primera vez en la ciudad
de Roma. Fue enviada a Filemón, un amigo de Pablo, que había sido ganado para
Cristo, y que vivía en Colosas. Evidentemente, Filemón tenía un hermano menor
que se llamaba Onésimo.
De una
manera u otra, no sabemos exactamente cómo, Onésimo se metió en problemas, tal
vez fuese un hombre que se dedicaba a jugar por dinero, convirtiéndose en
esclavo de su propio hermano Filemón. En aquellos días, si un hombre se metía
en líos, podía conseguir que alguien le redimiese vendiéndose a sí mismo a esa
persona como esclavo. Posiblemente Onésimo estuviese endeudado y acudiese a su
hermano Filemón diciéndole: "Flm. ¿puedes echarme un cable? Me he metido
en problemas y necesito algo de dinero.
Filemón le
contestaría: "Escucha, Onésimo, ¿qué puedes darme como garantía?
Onésimo le
diría: "No tengo ninguna otra cosa que no sea yo mismo, pero me convertiré
en tu esclavo si tú pagas mi deuda. Puede que fuese eso lo que sucediese, pero
tal vez no. Sin embargo, la imagen que nos transmite esta epístola es que
Filemón es el hermano de Onésimo, además de ser su esclavo.
Poco antes
de que fuese escrita esta epístola, Onésimo se había escapado. En el Imperio
Romano, si un esclavo se escapaba de su amo, o bien le condenaban a muerte o le
enviaban de vuelta a su amo. Antes de marcharse, aparentemente Onésimo le había
robado algún dinero a Filemón, hallando después el camino a la ciudad de Roma y
allí, de alguna manera, se puso en contacto con el apóstol Pablo, que estaba en
la cárcel y fue salvo mediante la predicación del evangelio (y como le sucede a
tantos muchachos que huyen, se encontró bajo el sonido de la palabra de Dios y
se convirtió muy en serio) y Pablo le tomó como su ayudante allí, en la ciudad
de Roma, pero Pablo se había propuesto mandarle de nuevo a Filemón, de modo que
le escribió esta nota amable y la envió en mano del propio Onésimo.
Audio:
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Imagínese
la escena del hogar de Filemón cuando llegó esta epístola. Una mañana Filemón
se encuentra en pie en su porche, mirando en dirección a la carretera, cuando
ve que se acerca alguien. Le dice a su esposa: "Querida, alguien viene a
vernos. Mientras ve acercarse a la persona, cree saber quién es y dice:
"¿Sabes una cosa querida? Espero estar equivocado, pero me da la impresión
de que el que se acerca por el camino es el pillo de mi hermano que vuelve otra
vez a casa. Y ¿cómo no? según se va acercando, al llegar cada vez más cerca
Onésimo, Filemón ve que es él, efectivamente, que había huido y deshonrado a la
familia, el que era la oveja negra de la familia que regresa y al aproximarse a
su hermano Onésimo lo hace con el ceño fruncido. Levanta los brazos en el aire
y dice: "¡Vaya, pero si has vuelto ha casa por fin! ¿verdad? ¿Qué es lo
que te trae por aquí esta vez? Dicen que la mala moneda siempre vuelve a
aparecer.
Onésimo no
dice absolutamente nada, sabiendo que es inútil intentar defenderse a sí mismo,
limitándose a entregarle la epístola del Apóstol Pablo y Filemón abre la carta,
que estaba escrita en forma de rollos y comienza a leer:
"Pablo,
prisionero de Cristo Jesús y el hermano Timoteo; a Filemón el amado y
colaborador nuestro..."
Filemón
dice: "sí, esta epístola es, efectivamente, de Pablo porque él siempre
empieza sus epístolas de ese modo. Luego continua diciendo:
"A la
hermana Apia [es decir, la Sra. Filemón] a Arquipo nuestro compañero de
milicia..."
No sabemos
quién era, pero es muy posible que fuese hijo de Filemón y de Apia.
"...y
a la iglesia que está en tu casa." (Flm. 1:2)
¿No es ese
un interesante y pequeño aspecto secundario? En casa de Filemón se reunían una
serie de personas con el fin de estudiar y de orar juntas. Esta es la
"iglesia a la que saluda Pablo. Y a continuación nos encontramos con esta
salutación tan conocida:
"Gracia
a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo."
(v. 3)
Filemón le
dice a su esposa: "No sé cómo llegó esta epístola a manos de este tipo,
pero de lo que no hay duda es de que es de Pablo. De modo que continua leyendo:
"Doy
gracias siempre a mi Dios, haciendo mención de ti en mis oraciones; porque oigo
del amor y de la fe que tienes para con el Señor Jesús y hacia todos los
santos..." (vs. 4-5)
Filemón
dice: "Escucha eso, querida. El anciano Pablo ha estado orando por
nosotros, incluso estando en la cárcel. ¡No es maravilloso! Y pensar que se
acuerda de nosotros aquí en Colosas en oración. ¿Me pregunto sobre qué orará?
"...de
manera que la comunión de tu fe ha venido a ser eficaz en el pleno conocimiento
de todo lo bueno que hay en nosotros para la gloria de Cristo. (v. 6) Filemón
le dice a su esposa: "Me pregunto qué querra decir con eso de compartir
vuestra fe, no acabo de ver claro lo que quiere decir y sigue leyendo:
"Porque
tuve gran gozo y aliento por tu amor, pues los corazones de los santos, oh
hermanos, han sido confortados por medio tuyo. (v. 7) Dice: "¡Qué
agradable que Pablo diga esas cosas! Dice que se ha sentido refrescado por
nosotros, pero ¿en cuántas ocasiones le hemos servido de reposo? Filemón sigue
leyendo la epístola:
"Por
lo tanto, aunque tengo mucha confianza en Cristo para ordenarte lo que
conviene..." (v. 8)
Pablo está
diciendo: "Podría ordenarte hacer esto. Podría ser legal sobre esto porque
tengo autoridad como apóstol. Filemón probablemente lo haría, pero habría
rebeldía en su interior, pero Pablo no va a hacerlo y continua diciendo:
"...más
bien intercedo en amor..."
¿Se da
usted cuenta de cómo cambia aquí la expresión? "Intercedo en amor ¿sobre
qué base va a suplicárselo?
"Siendo
como soy, Pablo anciano [eso debería de tocarle el corazón de algún modo] y
ahora también prisionero de Cristo Jesús..." (v. 9)
Estoy
convencido de que a Filemón se le llenarían los ojos de lágrimas al leer esto.
El querido y anciano Pablo, que le había llevado a Cristo, sentado en la
solitaria prisión, escribiendo esta epístola y diciendo: "Filemón, querido
y viejo amigo, ¿me harías un favor? Te estoy suplicando, aunque te lo podría
mandar. Quisiera que me hicieses este favor tan especial. Se puede
prácticamente escuchar el corazón de Filemón ablandándose al leer estas
palabras. Ahora dice:
"Intercedo
ante ti en cuanto a mi hijo, Onésimo, a quien he engendrado en mis
prisiones." (v. 10)
Muy
sorprendido, Filemón se vuelve a su esposa y le dice: "querida, ¿tú crees
que Pablo de hecho ha llevado a mi hermano a Cristo? ¡Habla como si fuese su
padre espiritual! Y continua leyendo:
"En
otro tiempo él te fue inútil [¡ya lo creo que lo fue, como que te robó lo que
pudo y luego salió huyendo de ese modo.] pero ahora es útil, tanto para ti como
para mí." (v. 11)
Este es un
pequeño juego de palabras sobre el nombre de Onésimo; el nombre significa útil
o de provecho. Pablo es un eminente humorista y no se siente ni mucho menos
avergonzado en usar una figura humorística cuando resulta indicado. Guiñando el
ojo, le dice: "Puede que en una época Onésimo te resultase inútil, pero
ahora es útil, ahora es Onésimo.
"Te
lo vuelvo a enviar, a él que es mi propio corazón." (v. 12)
Filemón
dice: "No lo entiendo. ¿Par qué iba Pablo a querer enviármelo de nuevo?
Después todo lo que me ha hecho este individuo, y aunque se haya hecho
cristiano, a mi me va acostar muchísimo trabajo olvidarme de la deshonra que ha
sido para mi nombre en la comunidad. Pero Pablo escribe diciendo:
"Yo
deseaba retenerlo conmigo, para que en tu lugar me sirviera en mis prisiones
por el evangelio." (v. 13)
Esas
palabras debieron conmoverle el corazón a Filemón, que sin duda desearía hacer
algo por Pablo. Y ahora éste le dice: "Onésimo lo hizo en tu nombre, él me
ha estado sirviendo. Y a continuación dice:
"Pero
sin tu consentimiento no quiero hacer nada, para que tu bondad no fuese como
por obligación, sino de buena voluntad." (v. 14)
Esa es el
verdadero significado de la gracia ¿no es cierto? Es algo que no obliga a los
demás a hacer nada y aquí Pablo le dice a Filemón: "No quiero que le
vuelvas a recibir sencillamente porque yo te lo pida y tampoco quería que se
quedase conmigo en Roma sin tu consentimiento, así que por eso te lo vuelvo a
enviar.
"Pues
quizás por esta razón se apartó por un tiempo, para que lo recibas ahora para
siempre; ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano
amado, especialmente para mí, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne
como en el Señor." (v. 15, 16)
Para
entonces a Filemón comienza a enternecérsele el corazón en lo que se refiere a
su hermano, que había sido la oveja negra de la familia y le dice a su mujer:
"Si Pablo le ha cogido tanto cariño a Onésimo, tal vez nosotros también
debiéramos de esforzarnos por perdonarle por todas las cosas que nos hizo. Tal
vez haya cambiado, veamos lo que dice Pablo al respecto.
"Así
que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo." (v. 17)
"Bueno
dice Filemón, "la verdad es que esto da un giro diferente a la situación.
Yo estaba dispuesto a recibirle, siempre que Pablo le enviase de este modo,
pero le hubiese mandado a vivir con el resto de los esclavos en la casa
destinada a ellos, ¡pero Pablo nos dice que debemos de recibirle como le
recibiríamos a él mismo!
Apia le
contesta: "Como es lógico, a Pablo no le enviaríamos nunca a la casa de
los esclavos, sino que le daríamos el mejor cuarto para invitados de la casa.
Así que si vamos a recibir a Onésimo como recibiríamos a Pablo, será mejor que
le demos la mejor habitación que tenemos.
Así que
Filemón le dice: "Está bien, cariño, ve a preparar el cuarto de los
invitados. Le pondremos allí. ¡Pero espera un momento! El no nos devolvió nunca
el dinero que se llevó y es necesario que consigamos que nos lo devuelva.
"Si
en algo te hizo daño, o te debe, ponlo a mi cuenta. (v. 19) Eso es maravilloso
¿no es cierto? Es el resultado de la gracia. Esta breve epístola nos ofrece una
extraordinaria imagen de lo que es la doctrina de la aceptación y de la
sustitución. Dios nos recibe mediante la persona de Otro porque nosotros eramos
como Onésimo. De hecho, Martin Lutero dijo: "Todos nosotros somos los
Onésimos de Dios. Somos esclavos, que nada merecemos. Todos hemos hecho cosas
que están mal y nos hallamos ante la presencia de Dios, que es justo y santo, a
pesar de lo cual el Señor Jesús dice: "Si en algo te hizo daño, o te debe,
pongo a mi cuenta, yo lo pagaré y es lo mismo que dice Pablo en este caso.
"Yo,
Pablo, lo escribo con mi propia mano. Yo lo pagaré; por no decirte que también
tú mismo te me debes a mí. Sí, hermano, yo quisiera tener ese beneficio de ti
en el Señor, ¡conforta mi corazón en el Señor!" (vv. 19, 20)
Estoy
convencido de que sucedió exactamente de esa manera. Creo que Filemón debió
sentirse conmovido por esta maravillosa palabra, llena de gracia, del apóstol,
al pensar en ese querido hombre, sentado muy solo en la cárcel, escribiendo
esta epístola. El mismo no tenía nada, no tenía dinero, nada con que pagar o
devolver el dinero, a pesar de lo cual dijo: "Si os debe algo, no os
preocupéis, cuando yo regrese os lo pagaré.
Creo que
esa fue la nota maestra, que conmovió el corazón de Filemón, que se abriría de
par en par y recibiría a su hermano Onésimo con los brazos abiertos y los dos
se perdonaron. Al llorar el uno sobre el hombro del otro, la relación familiar
quedó restaurada una vez más.
Pero
veamos lo que dice Pablo al final:
"Habiendo
confiado en tu obediencia, te escribo sabiendo que harás aun más de lo que
digo." (v. 21)
¿Se da
usted cuenta de hasta qué punto interviene la gracia en esta situación? Si
Pablo hubiera estado escribiendo sobre el asunto, desde un punto de vista
legal, le hubiera dicho: "¡Filemón! Como Apóstol Santo de la Santa
Iglesia, te mando que recibas de nuevo a este joven y que le devuelvas su
trabajo. La ley solo podía llegar hasta ese punto y seguramente Filemón hubiera
tenido que obedecerle o de lo contrario se hubiera visto en graves problemas
con la iglesia, pero la gracia llega mucho más lejos. No solo ha restaurado a
Onésimo a su lugar en la casa, sino que le ha restaurado a su lugar en el seno
de la familia, derrumbando todas las barreras, eliminando todas las fricciones
que se han producido, creando una situación mejor que la que existía con
anterioridad.
Pablo
concluye con algunas referencias personales:
"A la
vez, prepárame también alojamiento, pues espero que mediante vuestras oraciones
yo os sea concedido." (v. 22)
Aquí vemos
que lo que dice el apóstol es que tiene la esperanza de que le dejen en
libertad, pero ¿de qué manera? "Mediante vuestras oraciones dice.
"Continuad orando por mi allí donde estáis, en Colosas. Y sabemos que Dios
concedió estas peticiones y Pablo fue puesto en libertad, pudiendo predicar la
palabra de Dios durante varios años antes de ser encarcelado por segunda vez.
Finalmente,
envía saludos de algunos de los que estaban con él. Epafras era bien conocido
en Colosas porque había fundado la iglesia de allí, pero ahora, como compañero
de prisiones de Pablo en Roma, envía sus saludos y lo mismo hace Marcos, el
autor del evangelio del mismo nombre, y Aristarco, uno de los discípulos de
Pablo. Demas fue el joven que abandonó a Pablo, habiendo amado "a este
mundo presente (2ª Tim. 4:10) Y Lucas, que también estaba en Roma con Pablo,
envía sus saludos a Filemón.
Ahora
encontramos esta palabra final, que es característica de las epístolas escritas
por Pablo:
"La
gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu." (v. 25)
Bibliografia
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